Un total de 140 monedas romanas de bronce, acuñadas entre los siglos IV y V de nuestra era, han sido desenterradas en un bosque cercano a la ciudad de Tula, al sur de Moscú. Un hallazgo que ha sorprendido a los expertos, ya que el lugar se halla a unos 1.000 kilómetros de la frontera más cercana del Imperio Romano.
Un impresionante tesoro formado por antiguas monedas romanas ha sido descubierto en una zona de Rusia que se encuentra al menos a un millar de kilómetros de la frontera más cercana del Imperio Romano.
Según ha informado la agencia de noticias rusa Sputnik, el hallazgo se produjo en un bosque situado a unos 10 kilómetros de la ciudad de Tula, situada a 165 kilómetros al sur de Moscú.
Formado por 140 monedas de bronce, acuñadas entre los siglos IV y V d. C., el tesoro constituye un hallazgo único, por varios motivos: hasta ahora no se habían encontrado monedas romanas en una ubicación geográfica tan al nordeste de los territorios que ocupó el Imperio; y es el tesoro más abundante de los localizados hasta ahora en la región, que apenas contenían unas docenas de monedas.
Monedas fraccionarias
La mayoría de las monedas que forman parte del hallazgo son muy pequeñas, de entre 1 y 2 gramos de peso. Se trata de monedas fraccionarias de escaso valor, que fueron acuñadas por millones durante el último periodo de los imperios romano y bizantino.
Si las monedas más valiosas eran los sólidos de oro, de unos 4,5 gramos, estas piezas de cobre o bronce eran la base inferior del cono monetario. En medio estarían las monedas de plata o denarios, acuñados también de forma abundante y que constituían el medio de pago habitual para los mercenarios bárbaros que se encargaban de vigilar las fronteras del Imperio Romano. Por eso, es habitual encontrar tesoros formados por cientos de monedas de plata, de varios kilos de peso total. En cambio, los hallazgos de monedas fraccionarias como éstas son mucho menos habituales.
Según los expertos, es posible que las monedas fueron propiedad de naturales de estas tierras que formaban parte de los ejércitos romanos y bizantinos; en tiempos del emperador bizantino Constantino el Grande, en el siglo IV, era habitual que los bárbaros fueran reclutados como parte del ejército romano, no solo en las fronteras sino también en el interior del Imperio.
En cuanto a la procedencia de las piezas, dado que numerosas ciudades disfrutaban del privilegio de la acuñación de moneda en la época romana, es fundamental reconstruir la imagen del reverso de las piezas, que es donde se indicaba su lugar de acuñación.
Según Kyrylo Myzgin, profesor adjunto del Instituto de Arqueología de la Universidad de Varsovia (Polonia), “la tecnología actual nos permite detectar detalles de las monedas que son invisibles a simple vista, examinando la superficie a escala nanométrica y analizándola por medio de la inteligencia artificial. Incluso se puede identificar el origen del metal con que están acuñadas”.
Los expertos creen que pertenecían a una de las numerosas tribus bárbaras que se asentaban lejos de las fronteras del Imperio Romano, aunque su nombre no ha llegado hasta nuestros días. Los arqueólogos se refieren a estos grupos étnicos asentados en Rusia occidental, en la zona del Alto Oka, como la cultura Moshchiny, nombre del pueblo excavado en la orilla del río Popolta, en la región de Kaluga.
El hecho de que el tesoro ha sido datado en la época del comienzo de las grandes migraciones, que comenzaron cuando los hunos cruzaron el río Don, en el año 375 d. C., puede servir para esclarecer su origen.
La acometida de los hunos provocó la huida de los pueblos godos que se asentaban al norte del Mar Negro. Se creía que estos pueblos habían huido hacia Occidente, pero cada vez existen más pruebas de que una parte de ellos, se dirigieron al este o nordeste, por lo que pudieron ser los que trajeron estas monedas de bronce a la región del Alto Oka.