Desde hace unos años, aficionados a la búsqueda de monedas antiguas con detectores de metales han ido encontrando en diversos puntos de Nueva Inglaterra varias piezas islámicas acuñadas en el siglo XVII. Su presencia en esos lugares constituía un misterio que podría haber sido desentrañado por un historiador y buscador aficionado: se trataría de parte del botín acumulado por un famoso pirata, el capitán Henry Every.
Nueva Inglaterra es una región de Estados Unidos, situada al noroeste del país, que comprende los estados de Maine, Nuevo Hampshire, Vermont, Massachusetts, Rhode Island y Connecticut. Una zona donde uno no esperaría desenterrar monedas islámicas acuñadas en torno al siglo XVII.
Eso es lo que ha sucedido en varias ocasiones a lo largo de la última década. La cadena de hallazgos de estas monedas, sin duda las más antiguas desenterradas en los Estados Unidos, se inició en 2014, en una granja de Middletown (Rhode Island).
Allí se habían encontrado periódicamente antiguas monedas de la época colonial, junto a otros objetos de interés históricos, como la hebilla de un zapato o varias balas de mosquete.
Sin embargo, James Bailey, licenciado en Antropología por la Universidad de Rhode Island y buscador de restos arqueológicos con detector de metales, desenterró una moneda de plata ennegrecida por el paso del tiempo, del tamaño de una moneda de diez centavos, y que al principio identificó como una moneda española o acuñada por la colonia de la Bahía de Massachusetts (ver imagen adjunta).
Al limpiarla y analizarla de cerca, descubrió un texto en árabe. Tras investigarlo, llegó a la conclusión de que se trataba de una moneda acuñada en Yemen en 1693. Una pieza que no debería estar en Nueva Inglaterra, ya que los colonos asentados en esta zona no viajaban a Oriente Próximo para comerciar.
Según informa Associated Press, desde entonces, otros buscadores han desenterrado otras 15 monedas islámicas de la misma época: diez de ellas en Massachusetts, tres en Rhode Island y dos en Connecticut. Otra más había sido localizada en Carolina del Norte.
El botín del Capitán Henry Every
Tras años de investigaciones, James Bailey llegó a la conclusión de que se trataba de parte del botín acumulado por un famoso pirata de finales del siglo XVII: el Capitán Henry Every, también conocido como ‘El rey de los piratas’.
Every fue en su momento el bucanero más buscado del mundo y el único de los grandes piratas que logró desaparecer con su botín sin ser arrestado o morir en batalla. Su rastro se desvaneció a finales de 1695, después de haber acumulado un botín de más de 200.000 libras de la época, equivalentes a más de 20 millones de euros actuales.
Las monedas aparecidas en Nueva Inglaterra serían, según Bailey, parte del botín de Every y su tripulación, que se establecieron aquí tras desaparecer de la circulación.
“Es la solución a uno de los crímenes más perfectos de la historia”, ha señalado Bailey, autor de la teoría que explica el destino del Capitán Henry Every.
El pirata, de origen inglés, se convirtió en el criminal más buscado en su momento tras saquear un barco de peregrinos musulmanes que regresaban a la India desde La Meca. Los hechos sucedieron el 7 de septiembre de 1695.
El buque de Every, el Fancy (en su origen el barco mercante Carlos II, armado con 46 cañones y dedicado a recuperar tesoros de los barcos de la Armada Española hundidos en el Caribe), abordó y capturó el Ganj-i-Sawai, un navío propiedad de Aurangzeb, sexto emperador mogol de la India y en aquel momento uno de los hombres más poderosos del mundo.
A bordo del barco no solo viajaban los peregrinos que volvían de La Meca, sino también oro y plata por valor de decenas de millones de dólares. El abordaje del Ganj-i-Saway fue uno de los robos más lucrativos y atroces de todos los tiempos.
Según los relatos históricos, los piratas de Every torturaron y mataron a todos los hombres que iban a bordo del barco, violaron a las mujeres (entre ellas, varias del propio emperador) y se llevaron el oro y la plata, huyendo en dirección a las Bahamas, por entonces un refugio para los piratas.
El crimen constituía, además, un sacrilegio, al tratarse de peregrinos que volvían de La Meca, y fue prácticamente una declaración de guerra, que horrorizó a la India y a la poderosa Compañía de las Indias Orientales, llegando a oídos del rey inglés Guillermo III, quien puso un alto precio a las cabezas de Henry Every y sus hombres.
Esta recompensa convirtió a Every en el primer fugitivo a escala mundial de la historia. Su huida también es legendaria.
Según los historiadores, lo único que se sabe de Every es que probablemente navegó hacia Irlanda en 1696, donde se perdió su rastro.
Sin embargo, Bailey sostiene que las monedas que él y otros buscadores han encontrado durante estos años en distintos puntos de Nueva Inglaterra constituyen la prueba de que el pirata huyó primero hacia las colonias de Norteamérica, donde él y sus hombres gastaron las monedas que formaban parte del botín mientras seguían huyendo.
Algunos historiadores creen que parte de su tripulación de Every logró establecerse en Nueva Inglaterra e integrarse en la comunidad
Comerciante de esclavos
Al parecer, Henry Every logró desaparecer de la circulación haciéndose pasar por un traficante de esclavos, profesión que estaba al alza en la Nueva Inglaterra de la última década del siglo XVII.
James Bailey cree que, de camino a las Bahamas, el bucanero desembarcó en la Isla de Reunión, propiedad de la Corona francesa, y capturó a algunos esclavos negros para hacer más creíble su tapadera.
En los registros de la época aparece un barco llamado Sea Flower, que fue el utilizado por los piratas tras deshacerse del Fancy, y que, con medio centenar de esclavos a bordo, navegó por la costa oriental de Estados Unidos, atracando en 1696 en Newport (Rhode Island), puerto que se convertiría en un activo centro del comercio de esclavos en Norteamérica durante el siglo XVIII.
Según Bailey, está documentado que las colonias americanas fueron bases de operaciones de numerosos piratas.
Sus descubrimientos han llamado la atención tanto de la American Numismatic Society, que los ha publicado en su revista de investigación, como a de diversos historiadores y arqueólogos, que creen que resuelve uno de los mayores misterios de la época
Las monedas encontradas por Bailey se encuentran depositadas en una caja de seguridad. El investigador asegura que seguirá buscando más pruebas del destino de Every y sus hombres en Nueva Inglaterra. “Lo que más me interesa es la emoción de la búsqueda, no el dinero que pueda obtener. Lo único que hay mejor que encontrar estas monedas es conocer las historias que hay detrás de ellas”, asegura.
Fotos de la moneda: Associated Press.