Bajo un estricto protocolo y medidas de seguridad, las 600.000 monedas de plata provenientes del tesoro de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes” volverán a estar expuestas a finales de este año en el Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua) de Cartagena.
El tesoro de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, 600.000 monedas de plata, cubertería y valiosos elementos bronce localizado bajo el océano, han regresado al Museo Nacional de Arqueología Subacuática (Arqua) de Cartagena, tras ocho meses de ausencia de sus instalaciones, el tiempo necesario para arreglar los problemas de filtraciones de agua que el edificio sufre desde 2014, tan solo seis años después de su inauguración, según informaciones de Antonio López publicadas en “La Verdad de Murcia”.
Las obras de reconstrucción y saneamiento en Arqua comenzaron el pasado mes de junio y el martes 9 de noviembre, bajo un estricto protocolo de seguridad en el que participaron varias patrullas de la Policía Nacional, se inició la labor de traslado para devolver al museo las numerosas piezas que componen el tesoro de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, que llegaron en grandes camiones y fueron descargadas y llevadas directamente a las cámaras acorazadas del Museo, para que en próximos días gran parte de las monedas y objetos vuelvan a las vitrinas de exposición.
Cuando el Museo reabra sus puertas a los visitantes –previsiblemente a lo largo del año que viene– lo hará con una nueva propuesta expositiva, ya que a la colección permanente se incorporarán la totalidad de las piezas que el equipo de científicos liderados por el director del Arqua, Iván Negueruela, extrajo del mar en las campañas arqueológicas de 2015 a 2017, destinadas a documentar y conocer el estado en el que había quedado el yacimiento subacuático tras el expolio materializado por la empresa cazatesoros Odyssey, con la que España batalló en los tribunales por la titularidad de las monedas de oro y plata que expone desde 2014.
Junto a las monedas de oro y plata se podrán ver las dos grandes culebrinas de los siglos XVI y XVII, los cañones pedreros destinados a evitar el abordaje, las tres roldanas de bronce y madera, la maja y el almirez de oro, un grifo de bronce, dos candeleros de plata y la cubertería y piezas de vajilla localizadas bajo el mar, finalizaba su información Antonio López.