Son muy pocos los países que mantienen en circulación monedas con un valor facial alto, en vez de reemplazarlas por billetes. Las piezas de uno y dos dólares canadienses o australianas, la moneda de una libra esterlina británica o la moneda de cinco francos suizos son las escasas excepciones que quedan en el panorama monetario internacional. A ellas hay que sumar la moneda de 500 yenes japoneses, que acaba de ser rediseñada.
El pasado 27 de abril, el Ministerio de Finanzas de Japón anunció la puesta en circulación de un nuevo diseño de la moneda de 500 yenes, tras varios retrasos debidos a la pandemia de Covid-19 y a la necesidad de readaptar las numerosas máquinas de tickets y vending que existen en las calles del país. Una readaptación que ha costado al estado japonés más de 490.000 millones de yenes (4.500 millones de dólares).
La moneda de 500 yenes comenzó a acuñarse en 1982 y, desde entonces, ha sido objeto de numerosas falsificaciones, debido a su elevado valor facial. Especialmente complicado de evitar fue el fraude protagonizado por las monedas de 500 won de Corea del Sur, acuñadas en el mismo metal y con el mismo diámetro que las japonesas, pero con una décima parte de su valor, que comenzaron a usarse en máquinas de vending por todo Japón.
En menos de un año, en 1999, la Policía japonesa confiscó más de 657.000 monedas surcoreanas utilizadas como si fueran japonesas. Por ello, en 2000 se acuñó una nueva emisión, que incluía algunas medidas de seguridad destinadas a evitar las falsificaciones.
Sin embargo, pocos años después comenzaron a detectarse monedas de 500 yenes falsas, fabricadas en China y Corea del Sur, que podían utilizarse en las máquinas sin que fueran rechazadas.
La nueva moneda
Esta nueva emisión de 2021 cuenta con una estructura formada por tres capas y está acuñada en una aleación formada por el 75% de cobre, el 12,5% de zinc y el 12,5% de níquel. Su peso es de 7,1 gramos y su diámetro, de 26,5 milímetros.
A la vista, la moneda muestra dos colores visibles: el anillo exterior, de latón niquelado; y el centro, de cuproníquel. El canto tiene estrías helicoidales.
En cuanto a su diseño, el anverso es el mismo de las antiguas monedas: una planta de paulownia. Como medida adicional de seguridad se han incluido unas microinscripciones en el borde superior, inferior, derecho e izquierda, con el nombre del país en inglés, ‘JAPAN’, y la denominación ‘500 YEN’.
El reverso se ha modificado respecto a la antigua moneda, y está presidido por el número 500, rodeado de unas hojas de bambú. El número incluye una imagen latente que, cuando se gira la moneda, permite leer la palabra ‘JAPAN’ en vertical.
Según el Ministerio de Finanzas japonés, las actuales monedas de 500 yenes van a seguir circulando durante un tiempo, coexistiendo con esta nueva emisión. Sin embargo, las máquinas de vending ya han sido adaptadas para que solo acepten las nuevas monedas.
La Casa de la Moneda de Japón espera acuñar unos 200 millones de estas piezas durante al año fiscal 2021.