Una de las dos monedas en manos privadas de 5 libras, acuñada en 1937 a nombre del Eduardo VII como pieza de oro británica conmemorativa producida para la posible coronación del entonces príncipe de Gales, estableció un récord mundial como la moneda británica más cara cuando se vendió por 2.280.000 dólares en la subasta de la firma estadounidense Heritage Auctions el pasado 26 de marzo. La moneda pertenecía a la Paramount Collection.
El pasado 26 de marzo se celebró en Dallas, Texas, Estados Unidos, la Subasta 3096 de la firma Heritage Auctions. Entre los lotes pertenecientes a Gran Bretaña destaco el 30339 consistente en una moneda de oro de 5 libras, de las catalogadas como “patrón”, emitida en 1937 a nombre del entonces príncipe de Gales que no llegó a reinar, pero que hubiera sido coronado como Eduardo VIII.
La venta de la moneda estableció un récord mundial como la pieza británica más cara vendida en una subasta por 2.280.000 dólares, tras salir a puja con un precio inicial de 1.000.000 de dólares.
Tanto la rareza como la condición contribuyeron a su precio de subasta récord, según Cristiano Bierrenbach, vicepresidente ejecutivo de numismática internacional en Heritage Auctions: “El oro de 5 libras de Eduardo VIII es uno de los mayores premios de la numismática británica. Sin concesiones en términos de belleza y calidad, esta moneda es una de las menos de media docena que se cree que están en manos privadas“.
El récord anterior para la moneda británica más cara vendida en una subasta fue para una prueba de Guillermo IV de 5 libras de 1831, que se vendió en Mónaco en octubre de 2020 por un precio de remate de 820.000 euros.
A pesar de los extensos planes que se hicieron para la producción de conjuntos de monedas conmemorativas de la coronación para su distribución a los coleccionistas y personas importantes del gobierno y la realeza británicas, la acuñación de Eduardo VIII fue finalmente interrumpida por su decisión de abdicar del trono para casarse con Wallis Simpson, una plebeya y divorciada estadounidense y sin embargo la mujer que amaba.
Los informes de 1935 a 1936 muestran que se prepararon más de 200 troqueles para monedas, medallas y sellos y finalmente se destruyeron después de la fatídica decisión de Eduardo.
“La emisión que se acuñó se limitó a una serie de piezas especiales destinadas a coleccionistas y dignatarios y similares, en lugar de ejemplares para uso general”, dijo Bierrenbach.
Una carta sobreviviente intercambiada entre el duque de Windsor y su hermano, Jorge VI, revela que incluso al propio Eduardo se le negó su solicitud de obtener un juego de estas monedas de la coronación.
“Es apropiado afirmar que esta es la moneda que ni siquiera un ‘rey’ podría tener“, dijo Bierrenbach.
La moneda se vendió como parte de The Paramount Collection, una agrupación de más de 700 monedas del mundo ampliamente considerada como la mejor jamás ofrecida.
Como curiosidad, indicar que el propio futuro rey Eduardo VIII insistió en que el retrato del anverso mostrara su lado izquierdo, que él prefería, rompiendo la tradición de cada nuevo monarca mirando en la dirección opuesta a su predecesor. La moneda fue una de las seis preparadas por la Royal Mint cuando Eduardo se convirtió en rey en 1936 y debía producirse en masa para su circulación general a partir del 1 de enero de 1937.
La moneda fue acuñada en oro de 22 quilates y es un poco más pequeña y ligera que una moneda de una libra moderna, mide 22 mm de diámetro y pesa 7,98 gr.
“El Edward VIII Sovereign es una de las monedas más raras y coleccionables del mundo, por lo que no es de extrañar que haya establecido un nuevo récord para las monedas británicas“, dijo Rebecca Morgan, jefa de servicios al coleccionista de la Royal Mint.
De los seis ejemplares acuñados originalmente, cuatro están en museos e instituciones y dos son de propiedad privada.
Su existencia no fue ampliamente conocida hasta 1970, ya que piezas y troqueles fueron “encerrados” y no tratados como parte de la colección del museo de la Royal Mint, debido a la sensibilidad de la abdicación de Eduardo.