Recientemente se subastó en la firma británica Spink, en Londres, un bono del primer pretendiente carlista al trono de España D. Carlos María Isidro de Borbón, bajo el título de Carlos V y cuya imagen aparece bajo este texto en primer lugar.
Aunque no colecciono los billetes carlistas, dado que mantengo ciertas dudas para considerarlos billetes en sentido estricto, es decir, como documento representativo de moneda circulante, sí participé en la subasta, ya que era la primera vez que veía este tipo de bono y que poseo los primeros bonos expedidos bajo las instrucciones de los pretendientes Carlos VI y Juan III los cuales figuran en el catálogo Edifil con los números NE 1 y 161.
Ejemplar subastado en Spink, Londres
No conseguí adquirirlo en la mencionada subasta pero si intenté encontrar algún otro ejemplar por completar el primer bono emitido por cada uno de los pretendientes. En mi búsqueda encontré un ejemplar subastado en la casa barcelonesa Martí Hervera en diciembre de 2006, que no fue adjudicado, dado el alto precio de salida, 1.800 euros y no estar catalogado, y otro ejemplar en Francia el cual me apresuré a adquirir, especialmente, porque observé, con sumo interés, que presentaba la misma marca extraña, y, prácticamente, en la misma posición, que el ejemplar subastado en Spink, solo que en blanco
Promesa de obligación subastado en Francia
Como es natural, antes de efectuar la compra procuré informarme de su importancia histórica y económica. Encontré en la biblioteca de la Universidad de Florencia el libro de 1841 editado en Bruselas titulado “Emprunts contractés pour toutes les puissances de l´Europa et négociés en toutes les bourses et places de commerce”, del abogado L.F.B. Trioen, que en su página 129, menciona el bono, dando sus características económicas y presentándolo como aceptado y negociable en las bolsas europeas, lo que da fe de su importancia frente a otros bonos conocidos y catalogados en las publicaciones numismáticas españolas, emitidos a instancias de Carlos V, a los cuales no hace referencia.
En primer lugar hay que hacer la observación de que es una “Promesa de Obligación”, es decir, un documento previo a la confección de la obligación propiamente dicha, mientras se imprimían las definitivas. Esta anomalía de emitir una pre-obligación tiene su justificación en la urgencia por parte del pretendiente de obtener fondos con los que proseguir el conflicto ya que los fondos corrientes, provenientes de las Diputaciones vascas y de Navarra, se demoraban por enfrentamientos internos e imponer mayores impuestos a particulares en las zonas que controlaban eran muy complicado al ser zonas castigadas por el conflicto.
Por otra parte, es lógico pensar que estas pre-obligaciones compartieron vigencia con las obligaciones definitivas ya que sobre ellas, como luego se comenta, figuran los sellos de haber cobrado dividendos. No se pone en duda la existencia de las obligaciones definitivas puesto que era necesario certificar todas las condiciones del préstamo, condiciones que se determinaron y que figuran en el libro de Trioen.
La pre-obligación está firmada en Portsmouth el 14 de junio de 1834. negociada por el comisario real, en nombre de D. Carlos y el Barón de Haber, este último como encargado de gestionar los bonos poniéndolos en circulación.
Empréstito Carlo V, anverso
Según el libro antes mencionado, el préstamo estaba formado por 125.000 bonos de 1.000 francos cada uno, con un interés del 5% y agrupados en 20 series las cuales serían reembolsadas por sorteo, una serie anualmente. Se sabe que hubo reticencias a la adquisición de estos bonos, dado que el conflicto no se desarrollaba favorablemente a D. Carlos, pero si debió ponerse en circulación, al menos parcialmente, ya que uno de los tres ejemplares conocidos de estas “Promesa de obligación” lleva el número 15.758.
La obligación lleva en su anverso dos sellos en seco, uno, el sello real de Carlos V, puesto que estos bonos se garantizaban con la Tesorería Real y otro, de formato almendra, con la leyenda “S & D Saportas & Westendorp Co.”, entidad sita en Amsterdam, que debía ser la propietaria del bono o, al menos, la avalista, ya que, fundamentalmente, era una entidad prestamista.
En su reverso lleva dos sellos de tampón de haber recibido 100 francos por el primer pago del 10% de intereses y otro del segundo pago, fechado en Febrero de 1835, por valor de 50 francos.
Estos pagos de intereses nos indican no solo que, al menos en parte, estas pre-obligaciones se colocaron sino que se cumplimentaron los pagos de intereses.
Desde el primer momento, tal como he comentado al principio, en el que vi los ejemplares inglés y francés me llamó la atención la extrañísima marca en su extremo, uno en negro y otro en blanco, y ambas idénticas. Supuse que debía ser una inclusión efectuada como medida de seguridad antifalsificación de un tipo, al menos para mí, totalmente desconocido y por ello de extraordinario interés.
Fue enorme mi sorpresa cuando tuve el ejemplar en mi mano y vi que era una falta de papel y que la marca en negro o en blanco era, simplemente, el color del fondo sobre el que se había efectuado la imagen.
Intenté comprender, sin conseguirlo, qué se podía haber arrancado para originar esa gran abertura. Pedí ayuda a dos expertos en notafilia antigua, que tampoco consiguieron encontrar el origen de la rotura observada.
Pocos días después y retomando el tema me di cuenta de las muchas veces que había visto esas marcas sobre maderas antiguas y comprendí lo sencillo de la solución: Los dos ejemplares debieron estar juntos y sufrieron el ataque de un gusano de los que se alimentan de celulosa, probablemente una larva de anobium.
A pesar que el deterioro era de consideración, sería una tragedia para los entusiastas del encapsulamiento, personalmente, me pareció todavía más interesante una vez conocido el motivo.
Para los que deseen más información sobre las pre-obligaciones/bonos/billetes carlistas un gran trabajo es “Empréstitos y ayudas financieras en favor del pretendiente carlista (1833 – 1834)” de D. José Ramón Urquijo Goitia, accesible en internet.