Cuando se estudian las diferentes formas premonetales siempre llama la atención el significado cultural y social que pueden llegar a tener en las diferentes poblaciones que las han utilizado ¿Por qué una forma de dinero como la rueda fei (https://www.numismaticodigital.com/noticia/10994/articulos/el-dinero-de-piedra-o-fei-de-la-isla-yap-del-pacifico.html) se desarrolló en ciertas zonas del Pacífico y no en otras latitudes? ¿Qué tenían las manillas y las cuentas millefiori para atraer a las poblaciones de África occidental? Cuando nos fijamos en los caparazones conocidos como caurís (cowrie shell en inglés) nos puede llegar a asombrar su aceptación en lugares muy distintos entre sí (la antigua China, el continente africano o distintas comunidades del Pacífico, por poner algunos ejemplos) durante un periodo continuo de tiempo que abarca miles de años.
Los moluscos conocidos como caurís o cipreas fueron catalogados por el zoólogo sueco Carl Linnaeus en 1758 como cypraea moneta precisamente por el uso que muchas poblaciones de Asia y Oceanía hacían de ellos. Como podemos apreciar en la imagen, presentan un caparazón abombado, por lo general de pequeño tamaño (15-20 mm de largo, aunque existen ejemplares que pueden alcanzar el doble o el triple de esta medida) con una apertura dentada en la base y un dorso de color amarillo verdoso. Este dorso puede incluir un anillo anaranjado, lo que le hace similar a otro tipo de caurí, la cypraea annulus, también utilizada como moneda de cambio. Su hábitat se encuentra en aguas poco profundas, tanto en áreas rocosas y arrecifes expuestos durante las mareas bajas como entre las algas de zonas de marismas.
Cypraea moneta (arriba.) y cypraea annulus (iabajo), utilizadas como dinero durante siglos, en muy diversas partes del mundo
Ambas especies, presentes de forma abundante en las latitudes tropicales del Pacífico y el Índico, cuentan con una serie de características que hacen de ellas un objeto idóneo para su uso monetario. Debido a sus características físicas, los caurís son fáciles de transportar y resisten bien el paso del tiempo y los intercambios constantes. Se pueden limpiar fácilmente y, debido a su bajo valor intrínseco, no tiene sentido falsificarlos, ya que el tiempo y esfuerzo invertidos en esa tarea hace que resulte poco rentable.
Además de su innegable carácter práctico, los caurís tienen consideraciones estéticas o espirituales arraigadas en diferentes culturas. No solo se utilizan como adorno en prendas y accesorios sino que también han servido (y sirven) como amuletos, fichas de juego u objetos en ceremonias y rituales religiosos.
“Reverso” del caurí, con apertura dentada. Si se cortaba la parte superior del caparazón, los caurís se podían ensartar a través de esta apertura.
No es posible establecer el origen exacto del uso del caurí como moneda, pero sí podemos contar con ciertas pistas. Todo apunta a que su uso comenzó hace alrededor de 4.000 años en Asia oriental y el Pacífico y fue progresivamente desplazándose hacia el oeste, llegando a África occidental e incluso al continente americano, aunque en mucha menor cuantía. Tenemos indicios fiables del uso de caurís como moneda en la China Antigua durante las dinastías Shang y Zhou durante el primer y segundo milenio antes de Cristo, como muestran numerosos descubrimientos arqueológicos tanto de complejos funerarios como de inscripciones en objetos de bronce. Literatura de esta época como El Shang Shu (traducido como Libro de Documentos, un tratado de filosofía política) o el libro sobre adivinación conocido como I-Ching, hacen referencia al empleo de caurís como forma de pago por el intercambio de bienes y servicios.
La unidad de cuenta que se utilizaba con los caurís era el péng (朋) que consistía en una doble ligadura de estas conchas. Para ligarlos con un cordel se cortaba la parte superior del caparazón, de tal forma que el cordel podía pasar por este agujero y la apertura serrada de la parte inferior. No existe certeza sobre cuántos de estos moluscos formaban un péng, pero las evidencias apuntan a los diez, cinco por ligadura.
Los caurís fueron tan relevantes en la economía de la China Antigua que no solo fueron imitados en diferentes materiales como madera, hueso, piedra, jade o bronce (como apunta F. Thierry en Les Monnaies de la Chine Ancienne, seguramente como caurís “de sustitución” para ajuares funerarios), sino que inspiró la emisión de uno de los primeros objetos considerados como moneda en la zona: el llamado “dinero fantasma” o “nariz hormiga” del reino de Chu, que data de los siglos IV-III a.C. Se trata de pequeñas piezas de bronce con diferentes inscripciones (en la mayor parte de los casos, bèi 貝 o concha pero también jun 君 o “señor” y jin 金 “metal”) de un tamaño y forma muy similar al de las caurís, como podemos ver en la imagen. Siglos después, la reforma monetaria de Wang Mang (9-23 d.C.) en su afán por recuperar el dinero tradicional que había sido desplazado por las monedas cash (las célebres redondas con el agujero central cuadrado) introdujo un complejo sistema monetario que incluía caurís de cinco tamaños diferentes con valores específicos (sistema que, por supuesto, no sobrevivió a su reinado).
“Dinero fantasma” del reino de Chu (dcha.) comparado con un caurí. En la moneda podemos ver la inscripción del carácter bèi 貝 en su forma antigua
El uso del caurí en China tuvo una innegable influencia socioeconómica que aún hoy podemos ver en uno de los rasgos más representativos de esta cultura: los caracteres. El carácter bèi (tradicional: 貝, en su forma simplificada: 贝) es un pictograma designado para representar un caurí o concha marina que forma parte de numerosos caracteres e ideogramas relacionados con el dinero, el comercio o la riqueza. Sin ir más lejos, lo podemos encontrar en el carácter que representa la unidad monetaria china en la actualidad, el yuan:
- Yuán: circular, redondo, utilizado también para designar la unidad monetaria china 圆
- Yuán: miembro, alguien que realiza una actividad, empleado (carácter que aparece en numerosas profesiones) 员
- Guì: caro, apreciado 贵
- Fù: encargarse, llevar a cuestas 负
- Lài: contar con, depender 赖
- Gòng: tributos, regalos 贡
- Gòu: comprar 购
- Cái: riqueza, fortuna 财
Evolución del carácter bèi en sus tres formas: arcaica (izda.), tradicional (centro) y simplificada (dcha.). Se trata del pictograma de un caurí visto desde arriba
China es un ejemplo paradigmático de la influencia del caurí sobre la cultura, historia y economía de todo un pueblo, pero su empleo fue mucho más allá. El subcontinente indio cuenta también con una acreditada tradición del uso de conchas de ciprea con fines comerciales, además de ser uno de los principales proveedores mundiales de este molusco. Desde las Islas Maldivas se exportaban toneladas de caurís a diversas zonas de India y China. El navegante francés Pyrard de Laval, que a principios del siglo XVII tuvo que pasar dos años en estas islas del Índico, anotó cómo grandes cantidades de caurís eran cargadas en barcos hacia zonas tan lejanas como Bengala, ya que era usado con frecuencia entre la población como medio de pago, pese a disponer de moneda en circulación. Incluso nobles y grandes señores de la zona construían depósitos para almacenar caurís como parte de sus bienes. Los mercaderes de la capital de Maldivas, Malé, aceptaban una medida llamada “kotta” como medio de pago, que consistía en cestas de 12.000 caurís equivalentes a una rupia.
Fueron los mercaderes árabes los que pronto se dieron cuenta del potencial que los caurís podían tener en otras latitudes. Durante la Edad Media introdujeron el molusco en las rutas comerciales del continente africano, llegando incluso a su extremo occidental. No solo tuvieron un notable éxito entre numerosas poblaciones locales, sino que además constituyeron un negocio muy lucrativo para estos mercaderes, ya que por un dinar de oro obtenían cientos de miles de caurís en Maldivas, mientras que con solo 1.000 caurís podían recuperar ese dinar en África. Con el tiempo el caurí se convertiría en la forma monetaria preferida en gran parte del oeste africano, sustituyendo a otras formas de pago y convirtiéndose en un símbolo de riqueza y estatus.
Resultó inevitable que los comerciantes europeos de la Edad Moderna, siempre interesados en las riquezas del interior de África (aceite de palma, oro, marfil, y, por supuesto, esclavos) tomaran nota, con lo que el influjo de caurís en el continente acabó desposeyendo a estos caparazones del gran valor que llegaron a alcanzar. Al tratarse de una unidad de cuenta “informal” su valor nunca fue fijo, sino que se adaptaba a las circunstancias del lugar en que se emplease. Por lo general, no tenía un valor muy alto y se utilizaba para transacciones pequeñas pero ese valor podía aumentar en zonas donde era menos conocido. No obstante, durante los siglos XVIII y XIX el caurí sufrió una inflación acentuada que marcó su progresiva decadencia en la zona, como puede comprobarse con el comercio de esclavos: tal y como detalla Charles Opitz en su Odd & Curious Money si en 1680 se pagaban entre 10.000 y 31.000 caurís por esclavo, el precio ascendió a 40.000 – 50.000 treinta años después, llegando a 160.000 – 176.000 a finales del siglo XVIII.
Moneda de 20 cedis de Ghana de 1997, con un caurí en su anverso (fuente: Numista https://es.numista.com/). Una muestra de la influencia que este molusco llegó a tener en África occidental
Los caurís siguieron siendo utilizados en África durante el siglo XIX y gran parte del XX para numerosas transacciones, llegando incluso a almacenarse en grandes cantidades al considerarse un valor seguro. Sin embargo, aún siendo muy apreciados, su abundancia no solo hizo disminuir enormemente su valor sino que también convertía la contabilidad y el transporte de caurís en una tarea muchas veces titánica, cuyo coste podía superar su valor intrínseco. Incluso en las transacciones cotidianas los caurís debían emplearse en grandes cantidades. Tal y como detalla L. Allen en su Encyclopedia of Money, a principios del siglo XX una vaca en Uganda se podía vender por 2.500 caurís, una cabra por 500 y una gallina por 25.
Después de la II Guerra Mundial el caurí dejó progresivamente de utilizarse como moneda, pasando a ser un objeto de adorno (es habitual encontrarlo en muchas prendas y complementos no solo en Asia y África sino también en occidente) y manteniendo su carga simbólica y espiritual en diferentes rituales y prácticas adivinatorias. Pero si de algo puede presumir este pequeño molusco es de haber sido el objeto premonetal más utilizado (cerca de cuatro mil años lo avalan) y más universal, conectando los más diversos pueblos a través de milenarias rutas comerciales.
Bibliografía:
Thierry, Les Monnaies de la Chine Ancienne, Les Belles Lettres, Paris 2017
Opitz, C.J. Odd and Curious Money, descriptions and values, 2nd Edition 1991
Allen, L. Encyclopedia of Money, ABC-Clio Inc. Santa Barbara, California 1999
Hartill, D. Cast Chinese Coins, A Historical Catalogue, Trafford 2005
Ceinos, P. Manual de Escritura de los Caracteres Chinos, Miraguano Ediciones 2013
Narbeth, C. The Cowry Shell as Money en MOLLUSC WORLD 6a November 2004 Page 19 https://conchsoc.org/sites/default/files/MolluscWorld/MolluscWorld_6.pdf
Vicente, J.R. Las Cipreas: Dinero del Mar en Curiosidades Numismáticas:
https://curiosidadesnumismaticas.blogspot.com/2013/04/las-cipreas-monedas-del-mar.html
https://www.ancient-origins.net/history-ancient-traditions/shell-money-0011793
http://seashellsofnsw.org.au/Cypraeidae/Pages/cypraea_moneta.htm
Foto portada: Procedencia https://numisarchives.blogspot.com/2018/04/