Dentro del estudio y coleccionismo del dinero (metálico o papel moneda) es cada vez más habitual prestar atención a su impacto social, es decir, a la influencia que tiene sobre la cultura e idiosincrasia de los pueblos que lo utilizan. El dinero está presente no solo en la economía de un país sino también en su idioma, sus expresiones artísticas o incluso en su propia identidad como nación. Hace algunos años una ONG india consideró que podía también servir como instrumento de protesta contra un problema crónico y generalizado en todos los ámbitos del país: la corrupción. Es la razón de ser del billete de 0 rupias.
Cuando se formula la pregunta sobre qué tipo de corrupción es peor para un país, la de gran escala (escándalos financieros, malversación de fondos públicos) o la de pequeña escala (el clásico soborno al policía para que retire una multa o a un funcionario de ventanilla para evitar demoras molestas en trámites burocráticos) el público suele decantarse por la primera opción: a mayor cantidad de dinero sustraído, más grave es la corrupción. La de pequeña escala, sin embargo, parece pasar más desapercibida puesto que su impacto económico es más reducido. Se trata, por el contrario, de una percepción engañosa: la corrupción que realmente lastra el desarrollo presente y futuro de un país es la de pequeña escala, porque cuando esta se generaliza la corrupción pasa de ser un problema económico a uno social, mucho más difícil (si no imposible) de resolver.
EL “billete” de 0 rupias de 2007 y su modelo, el de 50 rupias de 1997
En muchos países en desarrollo, la corrupción generalizada a pequeña escala es un hecho, y aceptada como un trámite más por parte de los particulares. Su normalización es un fenómeno realmente grave, ya que limita enormemente las posibilidades de desarrollo económico y social de un país por varias razones. La primera, porque menoscaba el interés general, que en teoría busca el sector público, en favor del lucro personal de los funcionarios, razón por la que cualquier hipotético “beneficio” de ésta nunca va a revertir en el bien común. Esto afecta aún más a los siempre precarios servicios públicos de los países en desarrollo, que lejos de ver mejoras, se hacen más ineficientes. Al mismo tiempo, al tratarse de una corrupción “menor” (si se compara con los grandes desfalcos o malversaciones que copan los primeros minutos de los telediarios) pasa más desapercibida, entrando en un círculo vicioso de impunidad que la perpetúa. Las personas con menos recursos son siempre las más perjudicadas, pues esta corrupción actúa como un impuesto más a los que normalmente tienen que soportar, privándoles de medios fundamentales para su subsistencia. Por si todo lo anterior no fuera suficiente, la corrupción generalizada afecta negativamente a la imagen de un país, y por tanto limita de forma significativa la inversión extranjera y el turismo. Y, de forma indirecta, la “legitima” a gran escala, porque la conclusión es que todo el mundo es igual de corrupto, existiendo diferencias únicamente en las cantidades sustraídas.
India es uno de esos países en desarrollo que debe soportar la carga de la corrupción a pequeña escala debido en parte al enorme arraigo que tiene el uso de dinero negro en este gigante asiático. Dentro del índice de percepción de la corrupción que todos los años publica la organización Transparency International India suele ocupar un lugar destacado y no para bien. Las encuestas en las que se basa este índice muestran claras mayorías de ciudadanos que confiesan haber tenido que hacer frente a transacciones ilícitas o tráfico de influencias en algún momento de sus vidas. Afortunadamente, India también presume de ser la democracia más grande del mundo, lo que le puede dotar de herramientas públicas y privadas para combatirla. Desde 2005 cuenta con la Right To Information (RTI) Act (Acta de Derecho a la Información) mediante la cual las administraciones públicas están obligadas a facilitar cualquier información que la ciudadanía demande en cuanto al uso de dinero público se refiere. Gracias a ello, han surgido diferentes iniciativas dentro de la sociedad civil a favor de la transparencia y buenas prácticas.
La ONG 5th pillar es una de esas iniciativas. El nombre de esta organización nos da una idea de su espíritu y valores, ya que tiene la visión de una ciudadanía capaz de lograr pequeños pero continuos cambios dentro del sistema. Las tres columnas sobre las que tradicionalmente se sustenta un régimen democrático son los poderes ejecutivo, legislativo y judicial. Desde hace tiempo, se considera a los medios de comunicación como un cuarto pilar, dada su inestimable función de control sobre estos tres poderes del estado, especialmente el ejecutivo. Las organizaciones de la sociedad civil podrían convertirse en un quinto pilar, dado su poder fiscalizador y transformador. Al fin y al cabo, no puede haber régimen, democrático o no, que pueda sostenerse sin una base social sólida.
El reverso del billete de 0 rupias, más informativo y menos simbólico que el anverso
En 2007 5th Pillar lanzó una original campaña, consistente en la distribución masiva de un billete de 0 rupias entre la población. Se trataba, por supuesto, de un billete simbólico imitativo del billete de 50 rupias de entonces que cualquiera podía descargarse e imprimir en su casa, para entregarlo cuando un funcionario solicitara un soborno por la prestación de servicios gratuitos o que ya tuvieran sus correspondientes cargas. Al mismo tiempo, se animaba a los afectados a poner la correspondiente denuncia ante las autoridades, para que la entrega de las 0 rupias no fuera solo una protesta simbólica. Por un lado, se pretendía concienciar a la ciudadanía acerca de la necesidad de combatir la lacra de la corrupción, desterrando la idea de que ésta debía ser un fenómeno inevitable. Por otro, se ponía a disposición de la población una herramienta pacífica pero contundente de protesta ante una evidente injusticia.
El anverso del billete, inspirado en la emisión de 50 rupias de 1997 con la siempre inspiradora efigie de Mahatma Gandhi, contiene diferentes mensajes en inglés y las principales lenguas del país como el hindi, telugu, kannada, tamil y malayalam que anima a los usuarios a no resignarse a aceptar la corrupción como una práctica aceptable: “Eliminad la corrupción a todos los niveles”, “Prometo no aceptar o solicitar sobornos”, “Si alguien solicita un soborno, entrega este billete e informa a las autoridades”. El reverso, más funcional, informa sobre la posibilidad de acogerse a la Right to Information Act para asegurar la rendición de cuentas de las autoridades en cuanto al empleo de dinero público.
Aunque no se trate de papel moneda real, el billete de 0 rupias nos recuerda que el dinero puede ser mucho más que un medio de cambio o el símbolo de lucro. Cuando coleccionamos papel moneda, no nos interesa tanto su valor económico como otros rasgos más difíciles de medir: su estética, su significado histórico, la autoridad a la que representa… Gracias a la iniciativa de las 0 rupias también podemos comprobar cómo puede contribuir al cambio de mentalidad y representar la esperanza de un país mejor.
Para saber más:
https://en.wikipedia.org/wiki/Zero_rupee_note
http://curiosidadesnumismaticas.blogspot.com/2016/09/el-billete-de-0-rupias.html