Anocheció 2022 para ver nacer 2023. El tiempo nunca descansa y en su estela se van consumiendo los días, los años, los siglos… El pequeño de primer plano apenas ha comenzado su camino y lo único que quiere es más tiempo para jugar. Sin embargo, el anciano del fondo, tiene la mirada perdida, casi melancólico, consciente de que el tiempo acelera cuando la vida parece más frágil. Echa de menos el pasado, porque sabe que no le queda mucho futuro.
El pintor barroco francés Valentin de Boulogne (1591-1632) resumió en este bello óleo que cuelga de la National Gallery de Londres el devenir de la vida del ser humano en las cuatro edades del hombre que desde antiguo se dividió la existencia de la humanidad. Para ello, el maestro galo representa las etapas de la vida humana en momentos diferentes que se ilustran con objetos relacionados con su edad. El más pequeño, símbolo de la infancia, juega con una trampa para pajaritos que está vacía, porque ha dejado escapar a su presa… Es la inocencia y la ingenuidad.
El joven casi adolescente de la izquierda, toca un laúd. Es el tiempo del placer y el deseo. Al otro lado de la mesa, un guerrero somnoliento luce una corona de laurel y dormita con un libro… La guerra y el arte unidos en la edad adulta. Finalmente, al fondo, el viejo melancólico del inicio acapara unas monedas y sostiene un vaso de frágil cristal. La avaricia y la fugacidad de la vida se dan la mano en los últimos compases. Ninguno de los protagonistas, incluido el niño, muestra un gesto muy alegro. El tiempo, al fin y al cabo, pasa para todos.
De Boulogne, aunque destacó por sus cuadros costumbristas y religiosos, apuesta aquí por una temática moralista y casi filosófica. Como fiel admirador de Caravaggio, de quien fue claro deudor desde su viaje a Roma, ciudad en la que murió, la escena transcurre en un fondo casi neutro, donde los rasgos de las figuras sobresalen con un marcado claroscuro. La iluminación central acentúa los rasgos de las figuras, que miran todos menos uno fuera del cuadro.
La habilidad de Valentin para transmitir textura se puede ver en la armadura suave y reluciente, la barba del anciano y los pliegues extravagantes de la manga del laudista. El abrigo con cuello de piel del anciano y el traje del joven datan del siglo XVI, lo que sugiere que las figuras y los objetos son de naturaleza alegórica y no representaciones de la vida real.
Las Edades del Hombre fue un tema común para las pinturas durante los siglos XVI y XVII, pero el número de edades varió. El tema tuvo su origen en la literatura clásica: las “Metamorfosis” de Ovidio y el “Infierno” de Dante reconocieron las etapas de la vida humana según el crecimiento físico y la eventual decadencia. Un poema sobre este tema escrito por Gian Battista Marino (1569-1625) y publicado en Roma a principios del siglo XVII pudo haber sido conocido por Valentin, quien pintó esta obra en Italia durante la década de 1620.
Y así… El tiempo siguió corriendo, y lo seguirá haciendo por los siglos de los siglos, pero lo importante es que, estemos en la edad que estemos, no dejemos de ser los niños que en su día fuimos y que durante este 2023 intentemos ser, al menos, un poquito más felices que en 2022.
FELIZ AÑO NUEVO A TODOS
“Las cuatro edades del hombre” (sobre 1632), Valentin de Boulogne (1591-1632). Óleo sobre lienzo, 96,4 x 134 cm. National Gallery, Londres, Reino Unido.