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Las Manillas, objetos premonetales africanos: como adorno o como símbolo de esclavitud

por José Ramón Vicente Echagüe
11 de abril de 2022
Artículos, Numismática, Slider
Las Manillas, objetos premonetales africanos: como adorno o como símbolo de esclavitud

Las manillas pueden evocar en nosotros sentimientos contradictorios: adornos asociados a culturas milenarias del oeste de África, objetos premonetales codiciados, signos distintivos de riqueza y estatus, o símbolos vergonzantes de esclavitud. ¿Qué eran exactamente?

Las manillas, barras de cobre o latón con forma de herradura y extremos aplanados en la apertura, constituyen a día de hoy una de las formas premonetales más conocidas. Su uso se retrotrae a unos orígenes inciertos durante la Antigüedad en un contexto en el que seguramente no solo los pueblos africanos apreciaban el valor de pulseras y tobilleras como medio de intercambio. No obstante, su proliferación a partir del inicio de la Edad Moderna, coincidiendo con la apertura de las rutas comerciales con el Nuevo Mundo, hará que siempre queden ligadas al comercio de esclavos. Sea como fuere, se trata de objetos que comparten muchas de las características que posee la moneda: un valor intrínseco ampliamente reconocido, fácil portabilidad y resistencia al paso del tiempo.

Es posible que los fenicios, grandes navegantes y comerciantes del Levante mediterráneo, fueran los primeros en descubrir el potencial que pulseras, brazaletes y tobilleras podían tener para el comercio con pueblos diversos de África y el norte de Europa. Dentro de sus incursiones en los confines del Mediterráneo hasta el océano, los fenicios llegaron tanto a las costas africanas occidentales como a territorios poblados por los legendarios celtas. En un momento en que la moneda no existía cabe la posibilidad de que ornamentos como pulseras o brazaletes pudieran considerarse un medio de cambio aceptable para pueblos tan diversos. Es interesante en este sentido comprobar cómo la palabra “grivna”, que hoy día da nombre a la moneda ucraniana y sirvió para denominar a la plata no acuñada que circuló en Europa oriental durante la Edad Media (hryvnia), significa en búlgaro “pulsera”.

Manilla fabricada en Birmingham (GB), Siglos XVIII-XIX. Mide 8,5 x 7,5 cm

Son muchos pues los interrogantes acerca de los orígenes del uso de pulseras o brazaletes como medio de intercambio. De hecho, el propio nombre “manilla” es todavía objeto de discusión. Lo más posible es que venga del latín “manus” y simplemente signifique “mano pequeña”, algo lógico ya que siempre se ha asociado a ornamentos para muñecas y brazos. Pero otras tesis apuntan al vocablo latino “monilia”, plural de la palabra “monile”, o collar. Es algo también posible ya que las manillas podían servir de adorno para el cuello. En cualquier caso, sí podemos establecer el comienzo de su empleo masivo y continuado en el comercio internacional en las postrimerías del siglo XV, momento en que los comerciantes y exploradores portugueses, en su construcción de rutas comerciales en el Atlántico, se percataron de las innumerables posibilidades que las pulseras y otros accesorios de cobre ofrecían para los intercambios en el África occidental. Además de ser considerados objetos valiosos en la zona (las mujeres que los llevaban mostraban la riqueza de sus maridos) se utilizaban también como medio de pago para diferentes transacciones, como las dotes.

Durante la era conocida como de los Grandes Descubrimientos (Siglos XV-XVI), el interés de los portugueses en África era más estratégico que comercial, ya que veían este inmenso continente como una escala más de su vasta red comercial mundial, cuyas terminales se situaban en diferentes puntos de India y China. En estos momentos no tenían en mente la colonización efectiva de estos territorios, limitándose a establecer bases y ocupar pequeñas islas que pudieran servir de base para sus naves. Lo cierto es que si bien África poseía riquezas y productos siempre atractivos para los europeos (oro, marfil, aceite de palma o especias), no los ofrecía en grandes cantidades si lo comparamos con Asia o la recién descubierta América.

Las colonias americanas comenzaban a producir bienes cada vez más demandados en Europa como azúcar, ron, tabaco o algodón, para cuya producción a gran escala necesitaban de mano de obra esclava. De esta forma, los europeos no tardarían en ver a África como un potencial proveedor de este tipo de mano de obra. La esclavitud, actividad que desde hace tiempo constituye un flagrante atentado contra la dignidad humana y por tanto se halla felizmente abolida, era una práctica perfectamente aceptada durante la época a la que nos referimos. De hecho, uno de los motivos que hizo posible su proliferación fue el que tampoco era ajena a muchos pueblos africanos, constituidos también como sociedades esclavistas. En cualquier caso, fueron los europeos los responsables de la globalización de esta deplorable práctica, convirtiendo la costa occidental africana en la mayor empresa proveedora de esclavos. Una empresa que se financiaba en gran parte mediante una forma de dinero ampliamente aceptada en la zona: las manillas.

En poco tiempo, diferentes puntos de Europa se especializaron en la producción de estas premonedas en grandes cantidades. Los portugueses fueron pioneros en este sentido, pero pronto les siguieron holandeses, franceses y británicos. Estos últimos centraron la producción de manillas en la ciudad de Birmingham, cuna de la primera Revolución Industrial donde además se llevaron a cabo importantes innovaciones en la acuñación de moneda de cobre. Una típica manilla de cobre o latón consistía en un anillo ovalado abierto con forma de herradura de aproximadamente 63 x 82 mm y alrededor de 80-100 g. de peso y con los extremos abocinados, como la que aparece en la imagen superior. Al no tratarse de un dinero “oficial” es extremadamente difícil establecer una tipología precisa, aunque sí parece posible afirmar que durante sus más de cuatro siglos en circulación las manillas fueron perdiendo peso y tamaño hasta llegar a las medidas descritas más arriba. Asimismo, sus extremos tendieron a pronunciarse con el tiempo y su acabado se perfeccionó, consiguiendo superficies más lisas y uniformes. Esto último era algo relevante ya que parece ser los destinatarios de este tipo de dinero solían ser muy exigentes con su aspecto, rechazando todas aquellas piezas consideradas de peor calidad.

Pese a su aparente simplicidad, llama la atención la inmensa variedad de manillas. Si bien solían tener un tamaño y peso manejable (normalmente el equivalente al de una pulsera) no tenía por qué ser siempre así. En este sentido, llaman la atención las piezas conocidas como “Rey” y “Reina” de un diámetro de 30 cm las primeras y 25 cm las segundas y un peso superior a los 300 g. Dadas sus dimensiones, se trataba de manillas con un uso destinado a ceremonias y como forma depósito más que para fines comerciales. Por supuesto, ante la falta de controles oficiales no faltaron las imitaciones locales: en regiones vecinas fuera de la costa occidental africana y del río Níger se utilizaron todo tipo de objetos imitativos, desde brazaletes y tobilleras con diseños más elaborados hasta simples barras de metal dobladas hasta formar un anillo, como la que podemos ver en la siguiente imagen.

Manilla de latón circular (9cm. de diámetro)

Dado el carácter muchas veces informal de este tipo de dinero y las notables diferencias en pesos y tamaños sin que llegara a establecerse algún tipo de tabla de equivalencias, no es posible hoy en día hacerse una idea exacta de lo que podríamos calificar como una “lista de precios”, o los productos que se podían adquirir con las manillas. El precio de diferentes mercancías o esclavos dependía en gran medida del lugar, la época y el tipo de manilla que se utilizara en la transacción. Sabemos, gracias a referencias documentadas de comerciantes portugueses, que a principios del siglo XVI una manilla servía para adquirir un colmillo de elefante y con 12-15 se podía comprar un esclavo, pero normalmente nos tenemos que remitir a datos puntuales. Lo que sí parece claro es que no debían servir para realizar pagos pequeños, un cometido que se reservaba a otro tipo de premoneda: los caparazones de molusco conocidos como cauríes.

Billete de 5 chelines de la República de Biafra, con una manilla en la parte izquierda

La crisis que sufrió el mercado de la esclavitud durante el siglo XIX, debido a su paulatina abolición en los países occidentales, hizo que la producción y comercialización de manillas dejara de ser rentable. Aún así, todavía circularon hasta mediados del siglo XX solo que bajo el estricto control de las potencias coloniales administradoras de la zona (que, a diferencia de siglos anteriores, ahora ejercían un control efectivo del territorio) de tal manera que su valor quedaba ligado al de las monedas británica y francesa. Ante las sospechas de que las compañías de aceite de palma manipulaban el valor de las manillas a su favor, en 1948 el gobierno británico decidió retirarlas definitivamente de la circulación, dándoles un valor de redención que oscilaba entre las 80 y 480 por libra esterlina (unos 3 peniques en aquel momento) dependiendo del tipo de manilla. Un total de 32 millones de piezas, con un peso total cercano a las 2.500 toneladas, fueron recogidas y revendidas como chatarra. No fue éste un digno final para un tipo de dinero ligado al tráfico de seres humanos, pero también al imaginario colectivo de África occidental, como demuestran las libras y chelines de la malograda república de Biafra en 1967-70 o los más recientes billetes de naira nigerianos.

Referencias:

Bertaux, P. África – Desde la Prehistoria hasta los Estados Actuales, Historia Universal Siglo XXI. Madrid 1984

 https://curiosidadesnumismaticas.blogspot.com/2017/05/pulseras-y-tobilleras.html

 Odd and Curious Money, descriptions and values, by Charles J Opitz, 2nd Edition 1991

 Encyclopedia of Money, by Larry Allen, ABC-Clio Inc. Santa Barbara, California 1999

 Manilla: Money for the Slave Trade, Scott Semans World Coins

http://www.coincoin.com/I024.htm

http://web.prm.ox.ac.uk/rpr/index.php/objectbiographies/78-manilla/

https://numismaticalavin.wordpress.com/2015/07/14/shilling-de-biafra-historia-y-motivos-de-la-moneda/

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