Oro y diamantes, una combinación perfecta. Así lo han pensado en la Casa de la Moneda de Bélgica, que ha dedicado una moneda conmemorativa acuñada en oro a la ciudad de Amberes, conocida en el mundo por el tallado y venta de diamantes, y que cuenta con un barrio entero en el que se agrupan comercios, talleres y mercados dedicados a estas piedras preciosas.
La tradición de los diamantes en la ciudad belga de Amberes se remonta al siglo XV, cuando los artesanos locales comenzaron a labrarse una reputación a escala mundial gracias a sus novedosas técnicas de corte y tallado de las gemas que llegaban en bruto desde países lejanos.
Antes de ello, Amberes ya era el centro comercial y financiero más importante de Europa Occidental, gracias a su privilegiada localización, a orillas del río Scheldt, que conectaba la ciudad con el Mar del Norte, facilitando el comercio de mercancías por vía marítima.
De hecho, a principios del siglo XIV, en Amberes se estableció la primera bolsa del mundo, donde se negociaba con commodities como oro, plata, cobre o diamantes.
Su especialización en los diamantes se remonta al año 1456, cuando el joyero flamenco Lodewyk van Berken inventó el ‘scaif’ o ‘scaife’, una novedosa herramienta de pulido que consiste en un disco que se impregna en una mezcla de polvo de diamantes y aceite de oliva. El scaife permitía pulir todas las caras de un diamante de forma simétrica, para obtener el brillo y los reflejos característicos de estas piedras preciosas (ver imagen).
La perfección de los diamantes tallados con esta nueva técnica llamó la atención de aristócratas de toda Europa, que comenzaron a hacer encargos a los artesanos de Amberes. La demanda de diamantes atrajo a la ciudad a numerosos artesanos del gremio, que acabaron convirtiendo a la ciudad en la capital mundial del diamante.
Su popularidad aumentó aún más en el siglo XIX, cuando se descubrieron nuevas minas de diamantes en Sudáfrica, que se enviaban a Amberes a tallar. Una nueva oleada de comerciantes judíos procedentes de ciudades de Europa del Este se estableció en la ciudad, ayudando a consolidarla como el centro mundial de tallado y comercio de estas gemas.
A día de hoy, la ciudad belga reúne a más de 1.700 empresas del sector y por sus talleres pasa alrededor del 85% de los diamantes en bruto del mundo. No es extraño que joyeros de todo el mundo acudan a Amberes para elegir los mejores diamantes para sus joyas.
La ciudad cuenta con un barrio entero donde se agrupan todas estas firmas, conocido como el ‘Diamond Quarter’ o ‘Diamond District’.
Homenaje en oro
Qué mejor que el oro, el más noble y regio de los metales, para rendir homenaje a la ciudad de los diamantes. Éste es el metal que ha utilizado la Koninklijke Nederlandse Munt (Real Casa de la Moneda Neerlandesa), por encargo de la Monnaie Royal de Belgique, para acuñar una pequeña moneda conmemorativa, de 12,5 euros de valor facial.
La pieza está acuñada en oro de 999 milésimas de pureza, calidad proof y con el canto liso. Su peso es de 1,25 g y su diámetro, de 14 mm. La emisión está limitada a 2.500 unidades.
Su diseño es obra del grabador Luc Luycx, autor del anverso común de todas las monedas de euro.
El anverso de la pieza muestra una imagen circular de la vista cenital de un diamante de talla tipo brillante, por encima del cual se superpone una imagen de perfil de la gema.
A su alrededor figura la leyenda en inglés ‘ANTWERP – CITY OF DIAMONDS’ (‘Amberes, ciudad de los diamantes’) y el año de emisión, 2021.
El reverso muestra al león belga que figura en el escudo de armas del país, junto a una lápida en la que aparece, en inglés y flamenco, el nombre de la Constitución Belga de 1931.
A su izquierda, el caduceo que representa a la Koninklijke Nederlandse Munt, donde se ha acuñado la pieza; y a la derecha, la marca de ceca de la Monnaie Royal de Belgique, que es el escudo del municipio flamenco de Herzele.
A su alrededor aparece el nombre del país en las tres lenguas oficiales, flamenco, francés y alemán (‘BELGIE, BELGIQUE, BELGIEN’). Por debajo, el valor facial de la pieza (‘12 ½ EURO’).