El papel moneda, inventado hace más de mil años para facilitar las transacciones económicas, puede ser mucho más que un medio de pago. Su difusión entre la población lo convierte, al igual que la moneda metálica, en un bien de carácter social con el que la población puede identificarse y aceptarlo como parte de su cultura e idiosincrasia. La idea de utilizar los billetes como reflejo de la cultura, el arte y los valores de una sociedad queda muy patente en los hansatsu japoneses, papel moneda local emitido durante el llamado periodo Edo entre los siglos XVII y XIX. Se trata de uno de los objetos de notafilia más antiguos e interesantes que un coleccionista puede guardar, como veremos a continuación.
¿Qué es el hansatsu?
Los billetes hansatsu (literalmente, papel moneda de los han藩札) son el papel moneda emitido por los diferentes han o dominios locales para la circulación en sus respectivos territorios frente a la escasez de moneda metálica. Están hechos de un papel grueso resistente a la circulación, ricamente decorado y cuentan con elementos de seguridad frente a la falsificación, como marcas de agua, colores o marcas secretas. Sus dimensiones, de aproximadamente 15-20 cm de largo por 3-4 cm de ancho y su impresión vertical les dotan de una característica forma de marcapáginas, pseudónimo por el que son conocidos dentro del mundo del coleccionismo. Los valores que reflejan suelen ser en moneda de plata (monme, equivalente a 3,75 g de plata) pero podemos encontrar hansatsu por valor en oro, cobre o diferentes mercancías: principalmente arroz pero también aceite, licor o pescado.
Los primeros hansatsu datan de 1661, es decir, del periodo conocido como Edo (antiguo nombre de Tokio) o Tokugawa, en honor al shogun (líder militar) Ieyasu Tokugawa que accedió al poder en 1603. En aquel momento Japón distaba mucho de ser un país unificado pero el nuevo shogun trató de impulsar una serie de reformas encaminadas a establecer una cierta centralización del poder frente a los clanes o señores feudales (daimyo) que dominaban los han, dentro de los cuales gozaban de una amplia autonomía. En este contexto de tensión entre el centro y la periferia nacieron los hansatsu, que además de emitirse por razones meramente prácticas (facilitar las transacciones comerciales frente a la escasez de circulante) podían constituir un intento de los daimyo por reivindicar su cuota de poder.
Los hansatsu cuentan con un precedente de carácter privado: el hagaki. Unas décadas antes, a comienzos del shogunato Tokugawa, comerciantes locales de buena reputación pusieron en marcha estas notas comerciales de estética y dimensiones muy similares al hansatsu, que básicamente consistían en depósitos de bienes y mercancías (arroz, pescado, sal, aceite, sake, etc.) por determinadas sumas de dinero. Estos cheques terminaron en la práctica circulando como una forma dineraria más dentro de sus localidades, y aunque inevitablemente tienden a confundirse con los hansatsu su diferencia principal radica en el carácter oficial de los segundos.
Los han emisores de papel moneda garantizaban en teoría la convertibilidad de los hansatsu en moneda o especie, pero lo cierto es que en muchas ocasiones estos eran emitidos con fines recaudatorios para mejorar su situación financiera y garantizar la liquidez de las arcas locales. Algunos han llegaron a establecer el pago de determinados productos con hansatsu de forma obligatoria para favorecer el comercio y la producción local, un poco como sucede hoy en día con las localidades que emiten moneda social. En la práctica los han tenían una amplia autonomía para la regulación monetaria en su zona, llegando incluso a prohibir el uso de moneda metálica emitida por el estado. Esto llevó a inevitables choques con las autoridades imperiales, que se tradujeron en una actitud cambiante con respecto al dinero local. Durante el siglo XVIII el shogunato impuso restricciones a la emisión de hansatsu, llegando en ocasiones a prohibirlo, con el fin de evitar abusos de los daimyo así como para poder implementar reformas monetarias. No obstante, la emisión de hansatsu fue una práctica habitual dentro de todos aquellos territorios que lo necesitaran durante todo el periodo Tokugawa.
Cómo identificar los hansatsu
Se trata sin duda de una tarea tan complicada como apasionante. Conviene, sobre todo, tener una cierta predisposición al gusto por la cultura oriental, ya que salvo en rarísimas excepciones no vamos a ver en los hansatsu ninguna pista de algo que pueda resultarnos remotamente familiar. Todo lo que nos vamos a encontrar son caracteres kanji, escritura japonesa basada en sinogramas aportados por la escritura china. Un conocimiento previo de las lenguas japonesa o china es preferible pero por lo general nos puede bastar con conocer los numerales y algunos caracteres recurrentes, así como contar con tablas de fechas y valores. Con estos instrumentos podremos encontrar las pistas suficientes para clasificar un billete hansatsu. A continuación vamos a detallarlas por orden de evidencia:
Valor: suele expresarse en caracteres grandes y escritura cursiva de forma vertical en el centro del anverso. Lo más habitual será encontrar los valores expresados en plata pero como indicábamos más arriba existen hansatsu expresados en valores de oro, cobre y especie. La moneda japonesa de la era Tokugawa se organizaba en torno a un complejo sistema trimetálico en el que oro, plata y cobre tenían sus propios subsistemas y denominaciones:
- Moneda de oro: la principal denominación era el ryo, que equivalía a 4 bu. Cada bu, a su vez, se dividía en 4 shu (por tanto 16 shu equivalían a un ryo)
- Moneda de plata: la principal denominación, que veremos en la mayor parte de billetes hansatsu, es el monme (carácter匁). Cada monme se dividía en 10 fun.
- Moneda de cobre: la unidad básica era el mon, la moneda de cobre redonda con agujero central cuadrado. 1.000 mon constituían un kanmon.
Entre los diferentes metales, se estableció un cambio oficial de 1 ryo equivalente a 50 monme de plata (que pasaría a 60 a partir del año 1700) y 4.000 mon de cobre.
Fecha: es más difícil de identificar que el valor pero gracias a los numerales (el sistema de numeración chino es relativamente sencillo y recuerda en muchos aspectos al de la numeración romana) y a la identificación de las unidades de tiempo (principalmente los caracteres que expresan mes 月y año年) podremos saber por dónde movernos. La dificultad principal radica en que la fecha no va a ser exacta, sino aproximada, y tendremos que ceñirnos a dos factores:
- La era o 年号nengō, literalmente “nombre del año”, acompañada en muchos casos de numerales. Las eras son la base de la forma tradicional japonesa de medir el tiempo, y suelen hacer referencia a momentos históricos o especialmente auspiciosos. Normalmente las eras van asociadas al comienzo de un reinado, pero pueden también fijarse como consecuencia de acontecimientos que afectan a la población como desastres naturales o conflictos. El reinado del Emperador Akihito (1989-2019), por ejemplo, se conoció como la era heisei 平成, que significa, “paz en todas partes”. Durante el periodo Tokugawa encontramos en muchos casos reinados con más de una era por lo que si queremos averiguar la fecha de un hansatsu debemos contar con una tabla en la que los nengo estén organizados de forma temporal con sus correspondientes kanji.
- Símbolos y caracteres zodiacales, prestados de la astrología china, divididos en doce animales (conejo, caballo, tigre, ratón, cerdo, dragón, serpiente, cabra, mono, gallo, perro y buey) y cinco elementos (fuego, madera, tierra, metal y agua). En muchos casos veremos dos caracteres, el correspondiente al animal y el correspondiente al elemento, por lo que también aquí tendremos que contar con un listado que indique a qué año corresponde cada combinación. Por ejemplo, 己 巳, “tsuchinoto mi” se refiere a “tierra” y “serpiente”, que en este calendario zodiacal podría ser 1629, 1689, 1749, 1809 y 1869. En todos los casos se siguen ciclos de 60 años.
Procedencia: sin duda la parte más complicada de descifrar, ya que no solo debemos conocer la denominación en kanji de las diferentes localidades niponas sino que además en muchos casos se trata de han que han cambiado de nombre en la actualidad. En algunos casos podremos encontrar también el nombre del daimyo o señor feudal, pero para poder descifrarlo por nuestra cuenta no solo tendremos que contar con una agudeza visual fuera de lo común, sino también con un avanzado conocimiento en lenguas asiáticas.
Veamos a continuación dos ejemplos, uno de un hansatsu de mediados del siglo XVIII y otro de un hagaki o nota comercial de poco después del final de la era Tokugawa:
Hansatsu (anverso)
Valor: 1 monme de plata, claramente expresado en el centro en vertical 銀壹匁 (plata 1 monme)
Fecha: expresada en los caracteres a la derecha de la denominación: (de arriba abajo): Era Enkyo 延享, 1745.Utilizando símbolos zodiacales tenemos “kinoto ushi” 乙 丑, madera-buey encima del carácter correspondiente a año 年, que confirma el año 1745 como fecha de emisión.
Hansatsu (reverso)
La procedencia se puede ver en la parte de arriba: provincia de Washu 和州 han de Shibamura 芝村藩actualmente la prefectura de Nara al sur de la isla de Honshu.
Hagaki (anverso)
Se trata de una nota comercial privada, consistente en un depósito de una cantidad de bienes por un valor determinado.
Valor: en la parte de abajo, en el centro puede leerse 5 fun en plata 代银五ト分 en pescado, arroz, sal, aceite, sake y miso (arriba a la derecha podemos distinguir algunos de los bienes incluidos como arroz 米aceite 油, pescado魚)
Fecha: puede verse en la parte de arriba a la izquierda: séptimo mes (七月) año del caballo (牛), es decir, 1870.
Hagaki (reverso)
Podemos distinguir la procedencia: Nagoya 名古屋市 en la provincia de Owari, prefectura de Aichi en la actualidad (parte de arriba, segunda columna por la izquierda). También es reconocible la firma del comerciante en vertical en la parte de abajo: 山田半三郎 Yamada Hansaburo.
Imágenes en el hansatsu
Si la clasificación de este papel moneda resulta fascinante, no menos impresionante es la decoración que lo rodea. Es frecuente encontrarnos con animales reales o mitológicos, símbolos astrales, personajes míticos como samuráis, escenas campesinas… no obstante, vamos a detenernos en una serie de personajes recurrentes pertenecientes a la mitología japonesa. Se trata de los llamados “Siete Dioses de la Fortuna” (Shichifukujin), seres celestiales cuyos orígenes pueden encontrarse en diferentes religiones asiáticas, sobre todo en el hinduismo, el budismo y el taoísmo. Estas deidades poseen personalidades y atributos diferentes, normalmente relativos a aspectos concretos de la naturaleza humana y su dimensión espiritual, aunque su procedencia diversa (y a veces bastante difusa) hace que puedan surgir algunas similitudes entre sí. A continuación vamos a describirlos uno por uno.
Imagen de los siete Dioses de la Fortuna en un hansatsu. Ordenados en el sentido de las agujas del reloj, comenzando por la esquina inferior izquierda: Hotei, Daikoku, Jurojin, Bishamon, Benzaiten, Ebisu y Fukurokuju
Benzaiten: de origen hinduista (como delatan sus representaciones con seis u ocho brazos) es la única mujer entre los Shichifukujin. Suele aparecer con aspecto de geisha portando un instrumento musical (biwa, similar al laúd) y es considerada diosa de la música y las artes, aunque como protectora de la fe budista se le puede ver con armas como arco, flechas o lanzas.
Daikoku: es representado como un hombre rechoncho y sonriente, cargado con un enorme saco sobre sus hombros que contiene tres importantes cualidades: riqueza, sabiduría y paciencia. Se le ve normalmente sentado sobre fardos de arroz, lo que le asocia a la agricultura como protector de las cosechas y la gastronomía.
Ebisu: único de los Dioses de la Fortuna con un origen netamente japonés. Se le representa generalmente vestido como un cortesano, incluyendo un característico sombrero doblado, y entregado a la pesca: en muchos hansatsu se le puede ver portando una caña de pescar y rodeado de peces, algunos de cierta envergadura, símbolos de riqueza y abundancia.
Imagen de Benzaiten portando armas
Hotei: es sin duda el que nos resultaría más familiar, pues su aspecto es el típico del Buda obeso y sonriente. Su origen es probablemente chino y se le considera el dios de los adivinos, así como de los taberneros, políticos y cocineros, y protector de los niños.
Bishamon: de origen indio (Vaisravana) aparece representado con armadura y lanza y es considerado el protector de los demás dioses de la fortuna así como de las virtudes de la religión budista y la dignidad.
Fukurokuju: de origen chino, llama la atención su frente desproporcionadamente grande en relación con su cuerpo. Anciano, calvo, con larga barba, ataviado con ropas tradicionales chinas y frecuentemente acompañado de animales como tortugas, serpientes o ciervos, representa sabiduría, suerte, felicidad y riqueza.
Jurojin: más mundano que los demás dioses, disfruta del vino, la comida, y la compañía femenina. Suele representarse portando un rollo de escrituras que contienen al parecer todas las acciones de los seres humanos así como su esperanza de vida.
Imagen de Ebisu pescando
Conclusión
El año1868 vio el fin de la era Tokugawa y el acceso al trono del emperador Meiji Mutsuhito, durante cuyo reinado se pusieron en marcha reformas destinadas a conseguir la modernización de Japón, lo que pasaba inevitablemente por una mayor centralización del poder. En 1871 comenzó la retirada de los billetes hansatsu, que en aquel momento circulaban en el 80 % de todos los han del país, aunque no se cancelarían definitivamente hasta ocho años después. Para ese momento Japón ya contaba con un sistema monetario unificado y decimal, al estilo de los países occidentales.
Hoy día los coleccionistas de papel moneda tienen en el hansatsu una gran oportunidad de adquirir unos billetes de gran valor histórico y singular belleza, tan fascinantes de coleccionar como de estudiar. Representan una época muy lejana en el tiempo que no obstante ha dejado una profunda huella en el imaginario colectivo japonés y de todo el mundo. La huella de los shogun y los samuráis.
Quisiera mostrar mi más sincero agradecimiento a todos los estudiosos que acercan la siempre compleja numismática asiática a occidente, y hacen que nos sea más fácil comprenderla y disfrutarla. Muy especialmente a:
- David Lok, en cuya espectacular página http://www.banknoteden.com/ tenemos una detallada descripción del contexto y contenido de los hansatsu. De gran utilidad resultan sus tablas de fechas y valores, esenciales para descifrar estos billetes.
- Santiago Blanco, en cuyo artículo “Acerca de un interesante tipo de hagaki (羽書) y su correcta clasificación (Gaceta Numismática, 195 – Junio de 2018)” ofrece una precisa descripción de un ejemplar con el que curiosamente contaba yo también, y me ha servido para completar este artículo.
Otras referencias:
Blanco, S. Glosario Numismático de Extremo Oriente – Adventus Numismática Antigua, 2019
https://www.japanese-wiki-corpus.org/history/Hansatsu%20(a%20Han%20Bill).html
https://www.imes.boj.or.jp/cm/english/history/
http://coins.calkinsc.com/hansatsu.html
https://en.wikipedia.org/wiki/Seven_Lucky_Gods
Y, por supuesto, los artículos de mi blog personal que he dedicado al hansatsu, en especial:
https://curiosidadesnumismaticas.blogspot.com/2019/03/imagenes-del-hansatsu.html
Por último, pero no menos importante, quiero mostrar también mi agradecimiento a mi mujer, autora de las fotografías de los dos hansatsu que contienen la información traducida (gracias amor)